La noche que los Rolling Stones hicieron temblar a Santiago….
Por: VÍCTOR GARCES | EDICIÓN: REBECA PÉREZ | Fuente: ROCKEROSVIP.COM | SANTIAGO DE CHILE| 02/20/2016 13:00hrs
Y sin darnos cuenta, después de meses de ansiedad, llego el 3 de febrero. Santiago despertó con una niebla densa y un sol opaco. El calor seco de la ciudad que nunca deja de temblar, no era suficiente para apagar el murmullo que se escuchaba en toda la ciudad...HOY TOCAN LOS STONES! Desde muy temprano se veían por las calles las camisetas que nos identificaba cuan uniforme. Al Estadio Nacional iniciaron las filas desde tempranas horas... para las 2:00 pm al menos 1/3 de los 60 mil que se esperaban, ya estaban listos para salir corriendo en cuanto se abrieran las puertas a las 5:30; buscando el mejor lugar frente al escenario.
Pero aunque la espera fue larga, y el calor sofocante, en ningún momento disminuyó la emoción. Era fácil escuchar anécdotas de aquellos afortunados que los habían visto, 21 años atrás, en ese mismo estadio, hablando de cómo el escenario parecía una cobra y de cómo en aquel entonces no se había llenado el recinto, palabras recitadas con un tono de orgullo —"chile es un público tan exigente, que ni los Rolling Stones llenaron”.
— Aquel era un Chile distinto— me decían, — veníamos saliendo de la opresión de la dictadura, aún no sabíamos cómo disfrutar. Desde aquel entonces por acá ya han pasado otros grandes: Micheal Jackson, Iron Maiden, Roger Waters, etc. ¡Chile ya es una plaza obligada y ahora los chilenos fuimos primeros que los argentinos!, — Quizá las burlas eran innecesarias, pero con tanto entusiasmo, ¡ hasta se perdonan!
Cuando a las 5:40 pm se abrieron por fin las puertas, el entusiasmo se convirtió en desesperación. Éramos los primeros y la cercanía al escenario era nuestra. ¡Cercanía relativa y dependiente del costo del boleto, claro está! Éramos ya parte de uno de los conciertos más caros de la gira. La sección "Tongue pit," por ejemplo (frente al escenario) costaba 500,000 pesos chilenos, equivalente a 700.00 dólares. Precio alto pero justo si el boleto viene con la promesa única y descarada de alguna gotas de sudor de Mick. ¡El fanatismo no es barato! Pero en un país dónde el salario promedio es de 400,000 (pesos chilenos mensuales) el Toungue pit era básicamente inaccesible y hasta cruel para la mayoría (1). Por fortuna, existían otras opciones que aunque igualmente subidas de precio, nos permitían al resto de los mortales cantar los himnos de los Stones.
La noche pintaba bien... cuando comenzaban las gargantas a calentarse con cánticos, iniciaron también los primeros acordes de Hojas de Té, canción de la banda chilena Los Tres, elegidos por los mismos Rolling Stones para abrir la noche. Cabe recordar, mencionar y recalcar que Los Tres ya habían “rechazado” talonear a los Stones, hace 21 años; al no conseguir un acuerdo monetario, ni horario que agradaran a la banda chilena.
Pero esa noche que no fue ya había pasado, y los Tres cantaron por 45 minutos frente al público que mejor los conoce. Santiago los recibió con los brazos abiertos y las gargantas filosas, cantando y coreando cada una de las 11 canciones y al final hasta Gaviota se exigía para los locales y aunque tal vez equivocamos el lugar, los síntomas de una noche inolvidable ya eran innegables.
Para las 9:30pm cuando se planeaba que iniciara el concierto, el Estadio Nacional estaba a reventar. Las luces se apagaron y, con el inicio del intro las más de 50 mil gargantas presentes, se abrieron para cantar al unísono las primeras líneas de Start Me Up. Sobre el escenario se veían a unos Rolling Stones alegres y con mucha energía. Mick Jagger apuntaba hacia el público mientas caminaba y bailaba a la vez, alborotando a todos los presentes, y haciendo gritar hasta los más machos y ¡no me avergüenzo! Por su parte Keith Richards con su chamarra dorada y pelo blanco despeinado, tocaba de forma despreocupada una guitarra que hacia un distorsionado y melódico eco en todos nuestros cuerpos. Mas no toda la euforia era descontrolada, Roonnie Wood, con su siempre juvenil y esbelta elegancia, tocaba su guitarra en perfecta sincronía con nuestros cánticos. Mientras que Charlie Watts se encargaba de marcar el ritmo de cada canción y de nuestros agitados corazones, que palpitaban cada vez más rápido.
Sin embargo, es imprescindible recordar que para que la magia Rollignesca exista, los acompaña una maravillosa banda de soporte, qué es una cosa ¡deleitante! En particular y como nota personal, cabe recalcar la grandiosidad de Darryl Jones en el bajo, que siempre produce un cosquilleo en la piel y en el alma misma.
Its only Rock´n´Roll y Lets spend the night together le siguieron a un setlist que presagiaba estar cargada de éxitos. Por fortuna no nos equivocamos. Entre las canciones más presumibles para la audiencia presente estuvieron: She´s a rainbow (que cantaron por primera vez desde el 98), Wild Horses, Happy (cantada por Richards) y Brown Sugar con la cual terminaron su primer set.
Ya para esto había trascurrido casi 1 hora con 30 mins, y ya habíamos brincado lo suficiente para necesitar más. Mick Jagger en un español fatal pero perdonable, por ser él, nos había confesado haber ido a un café con piernas y que era bakan estar en Chile.
Pero como siempre ocurre, no todo fue color de rosa, ni dulzura total y melosa. Mientras en el escenario todo sonaba deliciosamente perfecto, en el público había pequeños roces entre aquellos que querían entregar el alma brincando y aquellos que sólo querían escuchar y abrazar a su chica. Cosa normal en los conciertos, obviamente, todos lo hemos vivido y cada quien sabrá a que bando pertenece. Aunque entre casi 60 mil personas, era difícil en verdad elegir: brincabas o te hacían brincar. Aun así, no olvidemos nunca muchachos que el rock ‘n’ roll sobrepasa todos los sentidos, incluyendo el común, por lo tanto y sobre todo, debemos siempre respetar las intenciones ajenas. Fue lindo ver aquellos que brincaban y bailaban gozando cada segundo. Así como fue lindo también ver aquellos que preferían cantar en soledad o aquellos que compartían en un apretón silencioso, directo y reciproco.
Para todos hay cabida y la hubo, al final todos nos unimos para gritar el “¡Olé olé olé, Rolling Rolling! El “dale, dale con los stones!” y aunque fui el único que gritó un "ulero," también fue recibido y coreado, mínimo así me sentí en casa. Sin saber si los cánticos fueron los precisos y/o todo era plan con maña, regresaron los Stones para cantar dos canciones más: You cant always get what you want y Satisfaction.
Al terminar el concierto, se terminó también con la espera de 21 años. Satisfaction dejó un público extasiado y contento. Alegría que compartían los mismos Rolling Stones, quienes se abrazaron en la parte central del escenario para levantar los brazos, en señal de agradecimiento y despedida. Adiós que nosotros interpretamos con un hasta luego, un hasta siempre, un nos volveremos a ver. Sea o no cierto, es imposible decirle adiós a quienes nos han acompañado toda la vida, musicalizando nuestro día a día. 54 años de guitarras, escenarios, noches largas y estudios oscuros, los consagran como Rock´n´roll mismo. Por eso, mientras exista rock ‘n’ roll, existirán los Rolling Stones y mientras existan ellos, siempre estaremos listos para responder a su llamado.
¡Gracias Rollings, nos vemos pronto!...