Ripper Owens revienta el Cosa Nostra
CDMX | 30 Septiembre 2016 | Artículo & fotografías por Leslye Arredondo | Edición por Diego Perez
En la intimidad del Cosa Nostra, casa conocida para muchos rockeros y metaleros de la CDMX, se dio una digna muestra de porqué la energía de este género es incomparable.
Las tres bandas mexicanas encargadas de encender motores para recibir a una de las voces más representativas del power y el heavy de la historia, hicieron de la noche un cumulo de expectativa y ansiedad liberada en gritos, aplausos y sorpresa de quienes escuchamos por primera vez las creaciones de estos buenos proyectos.
Killer Rose —puntuales y entregados—, Dhemag —hard rock sin edad que proyectó a través de una voz privilegiada—, y Far Beyond Hell —ofreciendo un show de nivel encendiendo al público—, dejaron claro que el producto nacional trae balas y tiros para rato. Energía, empuje escénico y proyección, son algunos elementos muy valiosos que se conjugan con el gran potencial que se derramó en el escenario para abrir paso al estelar de la noche.
Los ánimos no bajaron, y al aparecer Kiko Shred —destacado guitarrista brasileño—, la gente se acercó curiosa y sin mayor presentación más que su imponente figura, Ripper Owens caminó al centro del escenario con una sonrisa modesta y muy concentrado para interpretar Metal Gods. El primer bache del reencuentro del cantante nominado al Grammy en la categoría “Best Metal Performance” en 1999, fue superado por su enorme carisma y sencillez, al resolver su descontento derivado de las fallas técnicas de audio, con el contacto directo con el público, que al percatarse de que se hallaba en la pista, se arremolinaron para tomarse fotos, pedir autógrafos y saludarse fraternalmente entre abrazos y estrechones de manos. Ese acto de humildad, colocó a Ripper y a la audiencia en un estadío estrecho; la buena vibra y el cariño de sus fans, acomodaron las vísceras en su sitio y así, decidió seguir con la parte fuerte del show.
Abriendo con Painkiller, —una pieza tremenda y compleja en ejecución vocal—, Owens demostró sus ya conocidos dotes que le merecieron el codiciado lugar en la banda Judas Priest. Beaking The Law logró calmar la sed de poder que el público aclamó desde el primer falsete al inicio del show, War Pigs de Black Sabbath, interpretada de una manera espectacular, provocó histeria, matas al aire e incontrolables ganas de cantar. Electric Eye fue la canción más coreada del concierto, provocando un aire de nostalgia que siguió del icónico riff de Highway To Hell de AC/DC, que el mismo Ripper interpretó a guitarra abierta y complaciendo a sus fans, se aventó algunas otras tonadas de las sugerencias que entre gritos y emoción, él llegaba a escuchar.
Definitivamente, a todos nos enchinó la piel, la magnífica y sentimental interpretación de Rainbow In The Dark del fallecido Dio —amo y señor del heavy metal—. Kiko Shred retornó al escenario acompañando a Ripper, quien hizo gala de sus mejores recursos vocales y su inconfundible y desgarrador estilo, que conmovió a más de uno y consolidó la unión entre el cantante y sus seguidores. Más que eso, expuso la parte más sensible de su voz en cada nota; de un grande a otro grande, de un ser humano de talento excepcional a un Cosa Nostra aniquilado por la mezcla perfecta de adrenalina, sudor y entrega.