La Gusana Ciega y sus borregos en la niebla
CDMX | 26 DE MAYO DEL 2017 | COBERTURA POR: JACQUELINE PONCE | FOTOS: CORTESÍA DE OCESA (CÉSAR VICUÑA) |
Daniel Gutiérrez agradece a todos los que hacen posible el concierto y confían en la banda antes de que lancen Borregos en la niebla. El vocalista de La Gusana Ciega confiesa que planean vender el próximo material discográfico de mano en mano y hacer algunas firmas de autógrafos para interactuar con sus seguidores.
Las miradas se dirigen hacia el escenario a la espera de ver al guapo Daniel Gutiérrez. Un tecladista, dos guitarristas y un bajista salen a escena. Ellos son Buffalo Blanco. En lobby está el puesto de mercancía oficial con varias playeras que traen el cisne que hace referencia a una de las nuevas canciones de La Gusana Ciega.
“Buenas noches. Se quedan con La Gusana Ciega”, dice el vocalista de Buffalo Blanco. Una especie de guerra de gritos comienza en el público. En el escenario ya está la batería de La Gusana Ciega, la cual tiene un triángulo negro con blanco. Hay escenografía de color blanco. “Conejo en el sombrero” recuerda los primeros años de la agrupación.
Las luces del escenario parpadean al ritmo de cada golpe de la batería. Daniel acapara la atención, ya que sujeta su guitarra azul y brinca mientras los demás le aplauden. Porta zapatos negros brillosos que los desliza por el piso mientras menea sus caderas. El baterista se levanta para aplaudir y animar a la gente. Hay más de 33 reflectores que alumbran al público y a los músicos al interpretar temas como “No me tientes”, “Invasión estelar”, “No puedo verte”, entre otras.
“Esta canción la escribió para nosotros un buen amigo. Nuestro amigo Julio iglesias. Estaba muy dolido porque novia lo había dejado. Julio nos habló y dijo: ‘Tengo una canción para ustedes’”, intenta hablar Daniel Gutiérrez antes de tocar “Hey!” mientras sus fans le gritan y no lo dejan hablar. Caen unas cortinas blancas en la parte de atrás del escenario. Se proyectan luces rojas que forman las figuras de cristales. El guitarrista aplaude con un pandero en la mano.
Repentinamente, Daniel sale del escenario. “Parece que Daniel tenía un compromiso”, dice uno el bajista. Se fue a cambiar. Regresa con una playera roja con un estampado de cisne blanco, la mercancía oficial de la banda. “Te amo. Estás bien guapo”, le gritan las chicas. Llega el momento acústico de la noche con canciones como “Princesa de mi amor”, “Giroscopio” y “San Miguel”.
Su equipo de producción está vestido de blanco. Después de “Tornasol” y “Ella Estrella”, los músicos salen de escena. El staff reacomoda los instrumentos y la gente los abuchea. Salen con una sonrisa. Otro cambio de playera, mismo diseño, pero en color negro, la que hace alusión a su canción “Cisne negro”. Una chica lanza su brasier rosa fosforescente, Daniel lo atrapa en el aire. Otra más se anima a aventar uno negro. Él los coloca en el pie del micrófono.
A un ritmo más lento, inician las notas de “Yes Sir I can boogie”. Los músicos aprovechan para deslizarse. Desde el escenario, la producción avienta unas pelotas blancas para que el público les pegue y las pase por todo el Metropólitan. La Gusana Ciega interrumpe la canción para rendir un mini tributo a Michael Jackson y después continúa. Algunos niños brincan para alcanzarlas. Una mujer saca su lado de niña y salta, pero su novio está más alto y le pega primero. Una pareja se besa, pero su beso se ve interrumpido por una pelota que cae entre los dos.
