Residente se porta mal en el Auditorio Nacional
CDMX | 17 DE JUNIO DEL 2017 | COBERTURA POR: JACQUELINE PONCE | FOTOS: CORTESÍA DE OCESA (LULÚ URDAPILLETA) |
Con un setlist de 21 canciones previamente publicado en su Facebook, René Pérez decide escaparse de la rutina y pilotear su viaje por el Auditorio Nacional después de practicarse una prueba de ADN para conocer las raíces de la música y viajar por cuatro continentes.
“Me dijeron que yo no podía hablar sobre lo que pasa en este país porque no soy de aquí. Entonces les pido a otros que hablen”, dice Residente en su concierto en el Auditorio Nacional mientras les cede el micrófono a tres mamás de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Las tres señoras portan lonas con la foto de sus hijos. Otra trae un letrero de resistencia. Una de ellas le coloca un sombrero a Residente y la gente grita. El público inicia el conteo: “1, 2, 3, 4, 5… 43. ¡Justicia!”. Las palabras de las madres expresan dolor y rabia. Sus rostros, tristeza. Residente las deja en el centro del escenario mientras interpreta “Latinoamérica”. “Las caras más bonitas que he conocido. Soy la fotografía de un desaparecido, la sangre dentro de tus venas…”, canta mientras a muchos se les pone la piel chinita.
En la zona de preferente, una chica se sube a las butacas, alza su puño y lo agita mientras canta “Somos anormales”. Residente usa una gorra negra con una letra R bordada en el centro. Viste una playera negra con la bandera de Puerto Rico en blanco, pantalón aguado, tenis negros. Deja al descubierto sus brazos tatuados. Agradece a quienes llevan banderas de Puerto Rico al concierto.
La mayoría abandona sus butacas y menea sus caderas con coreografías improvisadas con el “Baile de los pobres”. Residente levanta el brazo y brinda por “El aguante”, canción dedicada a toda la humanidad. En la pantalla del escenario aparecen algunas frases de las canciones. Muchos bailan de brinquito. Algunos abandonan sus lugares para llenar los pasillos, pero los de seguridad los detienen.
“Esta canción la escribí pensando en una situación, que es cuando esa persona especial para tu vida, que se supone que no la has conocido, cruza varias veces contigo, pero no se encuentran”, declara antes de cantar “Desencuentro”. Dedica “Calma pueblo” a la industria musical que no lo apoya. Ofrece “Pal norte” a todos los inmigrantes que se ven en la necesidad de abandonar sus tierras.
“El siguiente tema es del disco nuevo. Lo estuve grabando por dos años. Me hice una prueba de ADN y con base en ello, me fui por el mundo a hacer música y ustedes no saben lo que me costó. Me cuestionaron, me dijeron loco. Invertí todo lo que tenía y lo que sigue, lo grabé en el norte de Ghana”, comienza con “Dagombas en Tamale”.
“¿Ahora resulta? Se gastó toda su fortuna”. “Tenía que ser. Residente está comprometido con las causas sociales”. Se escuchan algunos comentarios entre el público. “La educación es fundamental para el desarrollo de los países”, hace énfasis antes de interpretar “Adentro”.
El momento de uno de los clásicos de Calle 13 llega con “Atrévete”. Chicas con vestidos cortos y tacones alzan las manos, se agachan poco a poco mientras menean sus caderas. Algunos hombres se quitan sus playeras. En el público un chico se sube a la butaca y agita su camisa en el aire. Con la “Cumbia de los aburridos”, la gente se anima a brincar y se olvidan de los buenos modales. Hay quienes prefieren grabar.
Residente confiesa que “La sombra” es una metáfora a los que siempre han dicho que la oscuridad es mala, pero en su viaje se percató que para los africanos es todo lo contrario. “Guerra”, canción incluida en su álbum homónimo deja en claro la profundidad y el mensaje de sus letras.
Con diversos instrumentos en el escenario, entre ellos un tripandero inventado por uno de sus músicos, canta “Fiesta de locos”. Residente no pierde la oportunidad para agitar su brazo al ritmo de sus rimas mientras brinca de un lado a otro del escenario. La gente levanta sus brazos. Algunas chicas traen blusas transparentes que dejan a la vista su brasier.
Algunas parejas se abrazan al ritmo tropical de “Muerte en Hawaii”. Un novio graba a su novia mientras canta. Mujeres cantan con la mirada puesta en René. En la parte del coro, levantan su mano y la regresan para colocarse la palma de la mano sobre el pecho. Cabezas de izquierda a derecha. Residente les extiende el micrófono para que canten. Personas en short de mezclilla, falda, pero muchas con playeras del rostro de Residente.
Después de interpretar “Latinoamérica”, se escuchan las primeras notas de “Milo”. “Awww, esa canción se la escribió a su hijo. ¡Caray! Es hermosa”, le dice con emoción a su novio mientras él se ríe. Residente confiesa que escribió “Apocalíptico” simplemente porque quiso. “Ja, ja, ja, esa está buena”, dice un chico.
Los de la primera fila aprovechan que Residente se acerca a las orillas del escenario para darle la mano mientras dan “La vuelta al mundo”. Muchos se agarran de la mano y se besan. Con “Hijos del cañaveral”, Residente no desaprovecha para presentar al creador del tripandero. Algunos la disfrutan sentados en sus lugares.
Sin Goran Bregović, Residente invita a que todos bailen y brinquen con “El futuro es nuestro” porque la graba en vídeo para su Facebook oficial. El público le hace caso. Algunos sacan sus celulares para ver el setlist y se percatan que ya casi termina el concierto. La gente corre hacia los pasillos. “No hay nadie como tú”, corean. Residente pide a todos que se quiten las playeras y las agiten en el aire. La mayoría lo obedece. Una chica se quita su blusa y la lanza al escenario. René atrapa una playera y la extiende, trae una caricatura de él en la parte inferior derecha.
Recibe un brasier negro, lo levanta mientras canta “Vamos a portarnos mal”. Un chico se sube corriendo al escenario para abrazar al cantante, uno de seguridad lo saca y Residente no se da cuenta. En la primera fila, una chica sobre los hombros de un chavo para subirse al escenario, pero entre varios de seguridad la bajan. Residente se despide del público. Un chico se acerca y arranca el setlist. Otro corre por la playera de su novia. A la salida, algunos estaban comercializando los sombreros que llevaban las madres de los desaparecidos de Ayotzinapa.