Festival Anónimo: talentos musicales
CDMX | 03 DE JUNIO DEL 2017 | COBERTURA POR: JACQUELINE PONCE/HERÓN GUTIÉRREZ | FOTOS: JACQUELINE PONCE |
Cerca de la valla del escenario Anónimo, Esteman camina libremente, unos chicos lo alcanzan a ver y le piden una foto. Él accede amablemente. Muchos niños arriba de los hombros de sus padres, un chico en muletas que camina de un escenario a otro para disfrutar de sus bandas favoritas, una zona de entretenimiento para bailar Just Dance o jugar videojuegos, muestras de tequila, chicas curvilíneas que bailan y hombres que las miran, zona de comida. Sí, es la primera edición del Festival Anónimo en el Pepsi Center.
Es la oportunidad perfecta para escuchar tu música favorita. ¿No conoces a las bandas? No te preocupes, date el chance y camina de un escenario al otro, descubre nuevas propuestas y amplía tus horizontes. Xato arranca esta edición con increíbles visuales y mucha energía. Hay quienes prefieren las letras de Baltazar y sus sonidos en el teclado.
“Yogui, hazme un hijo”. “¡Papucho!”. Le gritan algunas chicas a Yogui mientras aguantan los empujones contra la valla para que él músico las volteé a ver aunque sea por una vez. Gotas de sudor recorren los cuerpos de los que están en las primeras filas. Muchos se aferran porque quieren conservar su lugar para ver a Los Amigos Invisibles.
El toque fresco del Festival Anónimo llega con Daniela Spalla, quien sale moviendo sensualmente sus hombros y que con unos tacones altísimos. “Me recuerda a Mon Laferte”. “Ella fue la telonera en uno de sus conciertos en el Estado de México”. Comentan algunas chicas. La argentina recibe los chiflidos por parte de los caballeros. Minutos después de su presentación, la cantante se quita sus zapatos y anda descalza en la sala de prensa.
Canciones un tanto electrónicas, pasos extravagantes y coreografías improvisadas en el público gracias a la música de Juan Pablo Vega. En el cambio de escenarios, algunos aprovechan para ir comer pizza, hamburguesas, hot-dogs, palomitas e incluso pasar por su traguito de tequila. ¿Y por qué no echarse una pieza en el Just Dance?
Otros prefieren esperar sentados en el piso y forman sus pequeños círculos. Hay quienes son más aventados y de plano se acuestan en el suelo. Mujeres con tacones se los quitan y andan descalzas. La fila del baño de damas parece interminable como si regalaran algo. ¿Tienes sed? No te preocupes, si estás en las primeras filas, pídele agua a los de seguridad, te la regalan en vasitos. ¿Quieres tomar? Cómprate tu cerveza o ve por tu caballito de tequila totalmente gratis.
Para los que gustan de música pesada y ruda, Zoviet es el grupo indicado. Muchos hombres menean sus cabelleras como el vocalista. Otros prefieren brincar al ritmo de las guitarras. Es el momento de Technicolor Fabrics, quienes aprovechan este Festival Anónimo para cantar sus éxitos e introducir sus nuevas canciones para quienes no los conocen. Luces cambiantes. Parejas abrazadas.
Algunos minutos de espera para que Jósean Log suba al escenario. Inesperadamente, el vocalista se acerca a la valla a saludar a sus fans y les da la mano. Con una decoración un tanto tropical, salen a escena. El cantante baila exóticamente como si fuera una serpiente encantada. Una niña de tres años sentada en la valla con su mamila. Un bebé en brazos. En este evento no hay límite de edad para disfrutar de la música.
Porter recuerda la adolescencia de muchos. Es aquel momento corta venas en que algunos derraman lágrimas. En las primeras filas, una chica levanta su vinil del disco Moctezuma. “Espiral” es el punto cumbre de la presentación de esta banda, una mezcla de emociones y ritmos nostálgicos, pero siempre retoman las raíces mexicanas.
Sabino invita a que lo escuchen los que no lo conocen. Con su sabhop reproduce “We are the champions” de Queen acompañado de las voces del público. Siddhartha logra acaparar la atención de la mayoría. Con luces rosadas, se ilumina el escenario. Su colaboración con Caloncho para interpretar “Loco” sorprende a muchos en el Pepsi Center.
Gran parte de los asistentes se quedan del lado del escenario Anónimo mientras unos cuantos se dan la oportunidad de escuchar el ritmo electrónico de Mylko, quienes lucen un poco nerviosos y sonríen de vez en cuando al público. Se crea una atmósfera cósmica. Movimientos de cadera y manos arriba.
El ritmo guapachoso llega con Los Amigos Invisibles. Sí, parece que ellos traen la fiesta por dentro. “Estás bien papi”, le gritan unas chicas al vocalista. Es inevitable, al escuchar el piropo, él suelta una carcajada y sigue bailando. Algunos llegaron para ver solamente a esta banda. Otros se retiran satisfechos por el Festival.
El área del Just Dance está ocupada por una familia. Ya no hay tequila, ni pizza. Puras hamburguesas y hot-dogs. Tenis sucios por los pisotones, niños dormidos, gente sudada. La mayoría con una sonrisa al salir. Botellitas de refresco gratis al salir. Todo indica que la primera edición del Festival Anónimo es una experiencia nueva para muchos.